
Julian Drago
14 de octubre de 2025
Cuando diriges una empresa —o estás por abrir una en EE. UU.— hay una realidad incómoda: muchas decisiones clave dependen de tu firma. Un cierre bancario, un contrato con un proveedor, una declaración de impuestos, la autorización de una transferencia. Si por viaje, distancia o incapacidad no puedes firmar, el negocio se detiene.
El POA (Power of Attorney o poder notarial) es la herramienta jurídica que evita ese freno: te permite designar a una persona de confianza para que actúe en tu nombre dentro de un alcance que tú defines y con formalidades reconocidas por las instituciones en Estados Unidos.
Un POA no es un “cheque en blanco”. Es una delegación cuidadosamente diseñada. El poderdante (tú) establece qué puede hacer el agente, durante cuánto tiempo y bajo qué condiciones. Eso significa continuidad operativa sin improvisaciones y con controles que protegen tus intereses.
Imagina que debes abrir una cuenta corporativa, firmar un lease de oficina o responder un requerimiento fiscal mientras estás fuera del país. Con un POA correctamente redactado, tu agente puede presentarse ante el banco, suscribir el documento o dar respuesta a la autoridad, como si fueras tú, pero solo en aquello que le autorizaste.
Para la institución es claro: existe un documento válido, firmado y notarizado, que respalda la actuación.
Aquí aparece una distinción importante. Algunos poderes se firman para entrar en vigor de inmediato, porque necesitas agilidad para el día a día. Otros se configuran para activarse solo si ocurre un evento (por ejemplo, incapacidad médica acreditada). Ese esquema “springing” resuelve un dilema frecuente: no quieres que el poder corra hoy, pero sí deseas que exista un mecanismo automático si mañana no puedes decidir por ti.

Lo más común en negocios es el POA financiero. Permite a tu agente mover cuentas, pagar nómina y proveedores, firmar contratos, gestionar créditos o presentar declaraciones. Es la pieza que mantiene funcionando la tesorería cuando tú no estás disponible.
Para decisiones clínicas existe el POA de atención médica, que designa a la persona que decidirá tratamientos si pierdes la capacidad de hacerlo.
En cuanto al alcance, puedes usar:
En compañías que buscan control fino, el poder limitado suele ser la primera opción: precisión, vigencia corta, y objetivos claros. El general encaja cuando necesitas continuidad integral y confías plenamente en tu agente; se combina bien con controles internos, umbrales y reportes.
Por último, está la durabilidad. Un POA duradero sigue vigente si quedas incapacitado. Es el estándar en planificación patrimonial y continuidad de negocios, porque evita acudir a un juez para nombrar tutor o curador en el peor momento. Eso sí: ningún POA sobrevive al fallecimiento; desde allí mandan tu testamento, tus trusts y las designaciones de beneficiarios.
Un buen POA desbloquea procesos. No solo agiliza firmas; reduce riesgo operacional.
También mejora el gobierno corporativo: define quién decide, sobre qué y bajo qué límites, y deja un rastro documental claro.
Hay, además, un factor de compliance. Varias instituciones exigen su propio formato de poder para reconocer actuaciones. Preverlo ahorra idas y vueltas: solicitas plantillas con anticipación, armonizas tu POA con esos requisitos y evitas rechazos por forma.
El poder funciona porque es concreto. En la redacción debe quedar claro qué autorizas y qué no.
Puedes prohibir expresamente cambios de beneficiarios, donaciones, otorgamiento de garantías o contratación de deudas sin tu visto bueno. También es sano fijar umbrales: a partir de cierto monto, el agente necesita una co-firma o autorización por escrito. Y conviene obligar a reportes periódicos a un tercero de confianza —abogado, contador o socio— con evidencia de cada actuación relevante.
El agente importatanto como el texto. Debe ser confiable, competente y disponible. Muchas empresas prefieren dos agentes: uno operativo que actúa solo para lo cotidiano y otro que cofirma decisiones mayores. Funciona bien cuando la operación es dinámica pero no quieres que un solo par de manos concentre decisiones estratégicas.
Nada de lo anterior sirve si el documento no cumple la forma que exige tu estado: firma, testigos cuando aplique, notarización y, si el poder afecta bienes raíces, registro ante el condado correspondiente. Guardar originales y copias certificadas es tan importante como redactarlo bien.
Los poderes no son perpetuos. Cambia el banco, se modifica la estructura societaria, aparece un nuevo socio… y el documento queda desalineado. La solución es sencilla: revoca por escrito el poder vigente, notifica a tu agente y a las instituciones que lo reconocían, y emite una versión actualizada. Incluir una fecha de expiración en poderes limitados reduce el riesgo de obsolescencia silenciosa.

El riesgo principal es el de abuso o exceso de facultades. Se mitiga con redacción específica, topes, co-firmas y reporting.
Otro riesgo común es la ambigüedad en poderes “springing”: si el disparador no está bien definido, el banco no sabrá cuándo aceptar el poder. Sé literal en la condición de activación y en quién certifica la incapacidad.
Un tercer riesgo es operativo: algunas entidades rechazan poderes “genéricos” y exigen sus propios formularios. Anticiparlo es parte del diseño.
Cuando estas piezas están en su lugar, el POA deja de ser un papel para convertirse en una política de continuidad: tu empresa puede seguir firmando, pagando y cumpliendo aunque tú no estés.
¿Un familiar puede anular el POA si no está de acuerdo?
No. Solo un juez podría dejarlo sin efecto si demuestra abuso del agente. Mientras tengas capacidad, tú puedes revocarlo por escrito.
¿El agente puede tomar cualquier decisión?
No. Tiene deber fiduciario y debe ceñirse al alcance que fijaste. Si actúa fuera de ese marco, responde por ello.
¿Qué conviene: general o limitado?
Para actos concretos y riesgo pequeño, limitado con vigencia corta. Para continuidad amplia, general con controles de monto, co-firmas y reportes.
¿Debo nombrar a más de un agente?
Puede ser útil. Muchos negocios permiten actuación separada para lo cotidiano y exigen actuación conjunta para decisiones mayores.
¿El POA sirve después del fallecimiento?
No. El poder cesa. A partir de ahí gobiernan tu planificación patrimonial (testamento, trust, beneficiarios).
En Openbiz te orientamos sobre los aspectos administrativos y legales que intervienen en la gestión de una empresa en Estados Unidos, incluyendo cuándo puede ser necesario un Power of Attorney (POA) para garantizar la continuidad de tus operaciones.
Nuestro objetivo es que tu negocio funcione de manera ordenada, cumpliendo las regulaciones y evitando interrupciones en los procesos clave.